Vamos a Reflexionar con lo siguiente...
La evaluación no debe ser nunca el momento final de un proceso. La evaluación no es el objetivo sino el medio. El fin de la evaluación no es ser el fin de nada. No debe ser el producto sino el comienzo de un proceso más rico y fundamentado (Miguel Ángel Santos Guerra. Una Flecha en la diana). Cuando evaluamos, por tanto, no sólo deberíamos estar interesados en saber si se han alcanzado los fines buscados sino por qué no o por qué sí se han conseguido.
La evaluación no debe ser nunca el momento final de un proceso. La evaluación no es el objetivo sino el medio. El fin de la evaluación no es ser el fin de nada. No debe ser el producto sino el comienzo de un proceso más rico y fundamentado (Miguel Ángel Santos Guerra. Una Flecha en la diana). Cuando evaluamos, por tanto, no sólo deberíamos estar interesados en saber si se han alcanzado los fines buscados sino por qué no o por qué sí se han conseguido.
Evaluar no es un proceso técnico sino ético. La evaluación no es neutra, tampoco lo es la educación, por cierto. No existe algo así como una evaluación objetiva. No podemos despojar a la evaluación, como algunos pretenden, de sus dimensiones éticas, políticas y sociales. “Es una actividad social marcada por valores y no hay nada que se parezca a una evaluación independiente de las culturas; la evaluación no mide objetivamente lo que hay, sino que crea y configura lo que mide: es capaz de componer personas; la evaluación influye directamente en lo que aprendemos y en cómo lo aprendemos y puede limitar o promover el aprendizaje”, sostiene Gordon Stobart en su recomendable Usos y abusos de la evaluación (Morata. 2010).
Conclusiones
La
evaluación de los aprendizajes se define como un proceso continuo, permanente y
sistemático que incluye la búsqueda de recolección e información sobre los
factores que afectan la enseñanza y aprendizaje que permiten monitorear y
mejorar los programas, cursos, o asignaturas. La evaluación es un ejercicio
sistémico, donde se tejen relaciones de todos aquellos sujetos inmersos en el
acto mismo de evaluar.
Este blog tuvo como finalidad aprender
y reflexionar sobre la importancia del proceso de evaluación de los
aprendizajes. Además, de generar preguntas importantes referentes a la evaluación,
como:
- ¿Es
la evaluación importante para el proceso de enseñanza y aprendizaje? Y si es así,
¿qué evaluación necesitamos implementar?
- ¿a favor de qué evaluación deberíamos fomentar en nuestras clases y en contra de qué modelos de evaluación deberíamos posicionarnos?
- ¿Somos conscientes del poder de la evaluación?
- Cuando evaluamos, tenemos claro el ¿qué, cómo, cuándo y con qué voy a evaluar?
- ¿Quién
debe participar en el diseño de la evaluación? y
¿quién debe evaluar?
- ¿Qué ocurriría si, a nuestros alumnos, en lugar de exigirles que repitan lo que han memorizado, les pidiéramos que resolvieran problemas, realizaran proyectos significativos y nos demostraran su autonomía y su sentido crítico?
- ¿Qué ocurriría si en lugar de medir la adquisición de conocimientos en los estudiantes, les evaluásemos por su capacidad de aprender, aprender hacer y aprender a ser?
- ¿Qué
ocurriría si pusiéramos en práctica estrategias de autoevaluación y
coevaluación?
Te
invitamos ha realizar la siguiente evaluación del blog.
Autorreflexión
Una de las principales dificultades que
enfrentan los docentes, es la evaluación de los aprendizajes de sus
estudiantes; parece que los docentes se cualifican mucho sólo para enseñar contenidos
o en cuestiones metodológicas generales, pero pocos entienden la evaluación
como un proceso constante de aprendizaje y como una actividad crítica del mismo. Para
lograr esto, se requiere una nueva forma de comprender la evaluación, ya
no es solo al final de un período de formación, es durante el proceso de
formación. Estamos haciendo un tránsito desde la evaluación final por logros
a la evaluación por procesos. Más claro aún, no debemos evaluar un
resultado aislado sino todo el proceso. La evaluación permite identificar esos
factores que afectan los procesos de enseñanza y aprendizaje. Al mismo tiempo,
permite que los estudiantes conozcan sus propios procesos de aprendizaje.
La evaluación debe ser coherente con el desarrollo de las
competencias en sus tres dimensiones: el saber profesional, el saber
hacer profesional y el ser profesional porque evaluar competencias es
evaluar procesos de formación.
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